Profesores de colegios y universidades crean el banco de preguntas del Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (Icfes). Entre cuatro y seis meses tarda el proceso.

Cada año, estudiantes de undécimo grado se enfrentan a un examen clave para continuar su formación académica (Saber 11). Este instrumento de medición sirve para comprobar los conocimientos adquiridos durante la etapa escolar y ‘retar’ a los próximos universitarios.

No obstante, algunas preguntas de la prueba se convierten en un dolor de cabeza para los estudiantes, sobre todo en áreas como matemáticas, física y química.

«No hay asignaturas más difíciles que otras; todas tienen sus peculiaridades y, de acuerdo con las competencias individuales, resultan más complicadas»,cuenta Claudia Sáenz, subdirectora de Producción de Instrumentos del Icfes.

Lo cierto es que cada pregunta del cuestionario está elaborada bajo estrictos parámetros de calidad. La entidad encargada de monitorear este proceso es el Ministerio de Educación Nacional (MEN), además de contar con los mejores profesores para el manejo conceptual de áreas puntuales.

«Si bien el Icfes coordina todo el proceso de construcción de pruebas, contamos con la participación de universidades, asociaciones de profesionales, facultades, docentes de educación básica, media y universitarios, aparte de estudiantes de último año de pregrado y estudiantes de posgrado, entre otros, que apoyan la puesta en marcha del examen», agrega Sáenz.

¿Cómo se crean las preguntas?

Después de seleccionar a los profesores más preparados y de alta trayectoria en Colombia, el proceso inicia con jornadas de inducción y asistencia técnica, para capacitarlos en temas específicos de la evaluación.

«En el taller se elaboran preguntas y respuestas. Luego pasan a manos de un coordinador del Icfes que revisa la parte conceptual y técnica. Posteriormente, un experto certifica la validez de cada ítem. Por último se hacen pruebas piloto con docentes de educación básica y media, que no han participado en la anterior etapa, para aprobar el contenido», señala Patricia Pedraza, subdirectora de Diseño de Instrumentos del Icfes.

La funcionaria añade que participan alrededor de 200 personas, entre asesores y constructores. Después de tener el material listo se procede a diseñar los cuestionarios para aplicarlos a 5.000 estudiantes, distribuidos en todo el país, con el fin de comprobar que las preguntas sí funcionen y así imprimir el cuestionario definitivo.

Las entrevistadas aclaran que el Icfes no construye las preguntas para el examen del mismo año.«Hay un banco de interrogantes que suple al menos cinco periodos. Por tanto, cada vez se ofertan preguntas nuevas», sostiene Pedraza.

Cinco mitos sobre la prueba

 1. Que hay respuestas buenas o malas: los parámetros de calificación se ciñen a un análisis métrico que relaciona la procedencia del alumno, entre otros factores.

2. Evitar responder gran cantidad de preguntas con la misma letra: no hay inconveniente que esto suceda, porque el sistema por descarte no generaliza

 3. Si no la sé es la ce: esta letra (opción), no siempre tiene la respuesta verdadera ni absoluta.

4. El orden de las preguntas es el mismo para todos: por salón hay, al menos, cuatro cuestionarios diferentes para evitar plagio o trampa.

5. Los cuestionarios de Saber 11 de marzo son iguales a los de septiembre: falso, pueden variar.

Por: Vanessa Sánchez Restrepo
GuiaAcadémica

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